Qué es el tempo en la música
Aunque no sepas nada de música, seguramente has oído al menos mencionar la palabra “tempo” como un concepto músical básico. Pues bien, a continuación podrás conocer en pocas palabras de qué se trata este y por qué, sin saberlo, tu mente lo toma en cuenta a la hora de disfrutar una canción.
Hoy hablaremos de
¿Qué es el tempo musical?
El tempo en la música es la velocidad con la que se debe desarrollar una pieza musical de acuerdo a la intención que le haya dado su compositor.
Es importante mencionar el origen de la palabra tempo para poder entenderlo. Muchos de los términos utilizados en la teoría musical provienen del idioma italiano porque los músicos de varias regiones de Italia fueron de los primeros en dar un enfoque académico a la educación musical.
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Ver artículoEs por ello que la palabra Tempo debería traducirse literalmente como "tiempo" en español, pero los músicos saben que este término se refiere a la notación que indica la velocidad a la que se deben tocar las piezas.
En esencia, el tempo es una medida de tiempos que se puede asociar a varios estándares desarrollados durante muchos siglos. Sin embargo, en la actualidad también se habla de las Pulsaciones por minuto (PPM) o Beats por Minuto (BPM) como también se le conoce, siendo otra forma de medir el ritmo de la música. Esto gracias al florecimiento de la composición de música electrónica en las últimas décadas.
Características del tempo
Aunque el tempo siempre se ha medido en unidades de tiempo (lo que significa que puede expresarse numéricamente), los compositores e intérpretes solían describirlo a través de los sentimientos que podía evocar en ciertas piezas. Por ejemplo, algunas marcas de tempo que se encuentran típicamente en la música de cámara son:
- Grave : usado para marchas fúnebres.
- Adagio : Es lento pero con cierto énfasis, por lo que es ideal para poemas instrumentales.
- Andante : Denota un paseo o galope moderado.
- Marcia moderato : es más rápida y resuelta que andante, por lo que es ideal para piezas militares y patrióticas.
Los tempos se pueden mezclar para contar historias, razón por la cual las óperas y las obras maestras presentan muchos cambios de tempo y variaciones.
Cuando se introdujo el metrónomo en el siglo XIX, el concepto PPM ya se había afianzado y la teoría musical comenzó a volverse ligeramente matemática. Beethoven estaba interesado en la tecnología e hizo un muy buen uso de los metrónomos.
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Gracias al tempo se puede dar una intencionalidad a la canción. Aunque es cierto que hoy en día las canciones tienen un tempo que es constante y varía muy poco a lo largo de la pieza. Sin embargo, este sí que puede fluir dotando a la composición de dinamismo y con ello logrando una experiencia más enriquecedora para el escucha.
Nuevamente, esto sí que era aprovechado en gran medida por los compositores de música clásica. Estos podían dar a una sola pieza diferentes tempos como, por ejemplo, un ritmo de compás en el primer movimiento, pero un nuevo tempo en el segundo. Aunque se trate de una sola pieza, se logran diferentes tempos lo que termina generando en la audiencia sentimientos contrapuestos que hacen más enriquecedora la experiencia en general.
Las marcas de tempo
Los diferentes tipos de tempo se clasifican en un rango determinado que se denomina marca de tempo. Existen diferentes marcas que se suelen representar en palabras de las principales naciones con un academicismo musical, es decir, en la lengua italiana, alemana, francesa e inglesa.
Sin embargo, no cabe duda que, como se mencionó antes, la lengua italiana es la más usada y reconocible en todo el mundo para las diferentes marcas de tempo. De esa manera tenemos la siguiente terminología musical:
- Larghissimo : 20 o menos pulsaciones por minuto.
- Grave : 20–40 pulsaciones.
- Lento : 0–60 pulsaciones.
- Largo : 40–60 pulsaciones.
- Larghetto : 60–66 pulsaciones.
- Adagio : 66–76 pulsaciones.
- Adagietto : 70–80 pulsaciones.
- Andante moderato : 76–108 pulsaciones.
- Andantino : 108–120 pulsaciones.
- Allegretto : 98- 109 pulsaciones.
- Allegro moderato : 112–124 pulsaciones.
- Allegro : 120–168 pulsaciones.
- Vivace : 168-176 pulsaciones.
- Presto : 168 a 200 pulsaciones.
- Prestissimo : más de 200 pulsaciones.
Este tipo de terminología es usado principalmente por las academias de música, conservatorios y orquestas clásicas. Curiosamente, en contextos como las bandas de jazz o posteriormente las agrupaciones de rock, los músicos se limitaron a expresarse sobre el tempo bajo términos simples como “rápido” o “lento”.
La importancia del tempo en la música
Ahora que ya revisamos lo que es el tempo, sus características y las marcas que se generan de acuerdo a las PPM, podemos revisar por qué es tan importante. En palabras del propio Hanz Zimmer, célebre compositor alemán de bandas sonoras, el tempo en una composición “puede ser tan importante como la melodía, la armonía, el ritmo, la letra y la dinámica”.
Pero es mejor verlo con un ejemplo claro. ¿Alguna vez te has preguntado qué diferencia la interpretación de una orquesta actual a las de hace 200 años aunque ambas interpretan la misma pieza? Uno de los factores no es otro que el tempo, pues los directores juegan con este para distinguir su orquesta y darle una nueva interpretación a la obra musical en cuestión.
Veamos ahora otro ejemplo. Hoy en día sería imposible pensar en una película sin música, ya que estamos muy acostumbrados a esta. Pues bien, al igual que en la ópera o las obras de teatro musicales, el tempo es lo que ayuda a que la música pueda ser la guía hacia ciertos estados de ánimo.
Esto último seguramente ya lo habías pensado antes. Sería extraño, por decir menos, el pensar en una canción que va demasiado rápido y nos genere una sensación de nostalgia o tristeza. Por el contrario, cuando sí lo es y va en ascenso, es posible pensar en una batalla épica entre el bien y el mal.
Por último, unido a la idea de las películas, el tempo se vuelve una herramienta indispensable a la hora de comunicar imágenes en movimiento o cualquier tipo de contenido audiovisual. A través de ello logran generar un nuevo mensaje y, tras su manejo a conveniencia, fortalecer la idea que se desea transmitir.