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El lenguaje musical

El lenguaje musical (o notación musical) es la forma teórica de entender e interpretar la música.

Es un sistema de signos y palabras universal que se representa igual en todo el mundo, sencillo y lógico que permite a los intérpretes ejecutar la pieza tal y cómo la escribió el compositor.

Antes de adentrarnos en cuáles son los parámetros básicos de dicho lenguaje, exploremos un poco su historia.

Hoy hablaremos de

las escalas musicales

Las escalas musicales

Visita nuestro artículo y aprende todo sobre las escalas musicales: qué son, los tipos que existen y cómo se representan.

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Historia y evolución del lenguaje musical

Durante siglos, antes de que el ser humano inventase la escritura, e incluso después, la música se transmitía de manera oral, sufriendo inevitablemente variaciones de generación en generación.

La notación musical siempre ha sido delicada ya que hay muchas cosas a tener en cuenta para la interpretación de una pieza: no sólo se debe indicar si el sonido es grave o agudo -qué posición tiene la nota en la escala-, sino cual es su ritmo, su duración, su intensidad, su tempo, sus matices de expresión, su textura, etc.

La música en la Antigua Grecia

No se conoce prácticamente nada de lo compuesto antes del siglo III a. C., pero gracias a varios testimonios artísticos, científicos, filosóficos y literarios de la Antigua Grecia, que describen o se refieren de alguna manera a la naturaleza misma de la música y a sus fascinantes poderes benéficos, podemos saber que, a pesar de que los griegos sí tenían cierta noción de sistemas de notación musical, casi todo lo aprendían de oído y solían experimentar con la improvisación.

Una de las primeras piezas musicales de la cual tenemos constancia escrita es el Epitafio de Seikilos, inscrita en una lápida; permanece todavía íntegra y puede interpretarse casi en su totalidad.

En ella, pueden verse encima del texto una o varias letras que simbolizan un sonido o una nota fija. Con el alfabeto se representaban las diferentes alturas de los sonidos, pero no el de su duración. Dado que no hay suficientes datos histórico-gráficos, no podemos saber exactamente a qué sonidos corresponden. Te invitamos a que investigues más sobre esta fascinante pieza a través de este enlace:

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En el siglo II a. C. el Imperio Romano adoptó el sistema de notación musical que se usaba en Grecia. La segunda fuente de documentos de la que disponemos son las Tablas de Alipio (mediados del siglo IV d. C.), que nos proporcionan todo el sistema de notación vocal e instrumental empleada por los grecorromanos.

El canto gregoriano y la notación neumática

A lo largo de la historia han ido surgiendo distintas maneras de escribir e interpretar la música, influenciadas no sólo por tendencias artísticas sino también sociales y políticas, pero no fue hasta la Edad Media cuando se empezó a perfilar el sistema de notación occidental tal y como lo conocemos hoy, principalmente a través del canto gregoriano.

El canto gregoriano era un tipo de canto simple, monódico y con una melodía que acompaña a un texto.

Fue una evolución del canto romano (a partir del siglo IX), cuya recopilación se atribuye al Papa Gregorio Magno. Se usaba principalmente en la liturgia de la Iglesia Católica.

Dado que, según los deseos del Papa y los reyes francos, querían que las piezas musicales se interpretaran de forma análoga en todas las iglesias de un vasto territorio, durante el siglo VIII, en Roma, intentaron de varias maneras la estandarización de las melodías para que pudieran interpretarse con total exactitud, sin embargo, como este método dependía del aprendizaje a oído y de la memoria, éstas terminaban por ser modificadas a lo largo del tiempo. Esto dio pie a la necesidad de desarrollar un sistema de notación escrita para su posterior interpretación.

A continuación os mostramos un pequeño guiño de cómo fue desarrollándose el lenguaje musical hasta convertirse en el sistema que conocemos a día de hoy:

Notación Neumática: se produjo entre el siglo VIII y el siglo IX. Al principio se empezaron a colocar signos encima de cada sílaba del texto (llamados neumas), que indicaban un movimiento ascendente o descendente. Servían de guía para recordar la melodía que debía ser cantada, pero no indicaban la altura de la nota ni el ritmo de la melodía, por lo tanto, sólo aquellas personas que ya conocían la canción eran capaces de interpretarla en su totalidad.

Más tarde se solucionó el problema dibujando una línea horizontal que representaba una nota en particular (se estipuló la nota La, según el manuscrito Viderunt Omnes en la segunda mitad del siglo XI), a partir de la cual podían representarse los neumas en distancias variables, y podía determinarse si los sonidos eran más agudos o graves.

Notación Cuadrada: en el siglo X comenzaron a usarse líneas para medir la frecuencia de los sonidos musicales. Destacan los monjes Hucbaldo (siglo X) y Guido D’arezzo (XI), quienes desarrollaron el tetragrama (cuatro líneas en lugar de cinco), usado principalmente en las liturgias religiosas. D’arezzo desarrolló la notación absoluta de las frecuencias, en la que cada nota ocupa una posición en la pauta de acuerdo con la nota deseada.

Nomenclatura de notas: fue el mismo Guido D’arezzo quien, a través del himno a Juan Bautista compuesto por Pablo el Diácono, estableció los nombres de las notas tal y como las conocemos hoy (ut, re, mi, fa, sol, la, si) ut se sustituyó más tarde por do para su más fácil interpretación:

Ut queant laxis

re sonare fibris

mi ra gestorum

fa muli tuorum

sol ve polluti

la bii reatum

s ancte I oannes.

D’Arezzo usó el idioma italiano en sus tratados; éstos se popularizaron y por eso hoy en día se usan términos en italiano en la notación moderna. También fue el inventor del solfeo (método donde se enseña la correcta interpretación de una partitura y se representa mentalmente su sonido) e ideó un sistema de aprendizaje de sonidos, intervalos y escalas, conocido como mano Guidoniana, utilizado durante muchos años. Se añadió una quinta línea al que ahora conocemos como pentagrama, convirtiéndose de ese modo en la base de toda música occidental.

Notación del Ars Nova: originado principalmente por Philippe de Vitry, este sistema ofrecía nuevos tipos de compás y permitía una gran flexibilidad rítmica, incluyendo por primera vez la sincopación. En el Ars Nova la forma de cada nota podía indicar su propia duración, permaneciendo inalterada por las notas que la rodeaban. De este tipo de escritura nació nuestro sistema actual alrededor del siglo XVI, perfilándose a lo largo del tiempo hasta lo que conocemos hoy.

Después de esta breve introducción al fascinante origen y evolución de la notación, pasaremos a explicaros los distintos parámetros que imperan hoy en día para entender cómo interpretarla.

Componentes del lenguaje musical

Dentro del lenguaje musical existe una melodía, un ritmo y un pulso, cuyas combinaciones crean composiciones musicales y canciones. Se representa a través del pentagrama.

La melodía es un conjunto de sonidos y silencios que se desarrolla en una secuencia de tiempo.

El ritmo de una melodía podría definirse como la distribución de los sonidos en el tiempo, tanto fuertes como débiles, a los que conocemos como pulsos o pulsaciones.

El compás representa la entidad métrica, es decir, se encarga de ordenar los pulsos débiles y fuertes.

El pentagrama consiste en un conjunto de cinco líneas horizontales y paralelas en las cuales se escriben todos los símbolos que representan la pieza musical.

La clave es un signo que nos indica la altura a la que debe interpretarse la pieza musical. Se usa principalmente en las partituras para piano para discernir la altura de la mano derecha (sonidos más agudos, en clave de sol) de la izquierda (sonidos más graves, en clave de fa).

Las notas (do, re, mi, fa, sol, la, si) son símbolos que denotan un sonido musical dentro de la obra. Pueden estar representados por diferentes figuras, que indican la duración de los sonidos (por ejemplo, la figura de la negra indica un tempo, la figura de la blanca dos tempos, la figura de la redonda cuatro tempos, etc.).

El silencio representa una pausa, y los distintos silencios también pueden estar representados por figuras, indicando como en el caso de las notas su duración. Permiten el descanso y la separación entre frases musicales.

La armadura es el conjunto de alteraciones que indican en qué tono se desarrollará la pieza musical. Se escriben al principio de cada obra.

Las ligaduras son líneas curvas que simbolizan dentro del pentagrama la unión entre dos notas de la misma altura.

La armonía es un proceso mediante el cual sonidos individuales se unen hasta formar composiciones completas. La armonía explica la relación y el orden de las notas musicales en estas combinaciones de sonidos ejecutados al mismo tiempo.

Por último, queremos añadir que nos resulta muy interesante cómo los diferentes sistemas de notación musical han dado testimonio de la realidad artística y cultural del momento, y cómo muestran la necesidad del ser humano por preservar el arte de manera fidedigna para la posteridad.

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